viernes, 22 de abril de 2016

No se lo digas a nadie


No se lo digas a nadie se llama un divertido bar gay nocturno en la zona de Huertas de Madrid. Pero aca significaba ceremonia secreta. El secreto estaba solo en la locación, al igual que numerosas fiestas que deben escapar de persecuciones municipales, tema viejo y conocido por cualquiera que este en la noche.
No era tan secreta ni austera en detalles esta fiestita, comandada por una madama de drug queens que hacian de djs y hostess en todas las ediciones, señora de las 4 décadas largas, que etiquetaba en Facebook a 50 posibles concurrentes según su no tan sano juicio, en bizarros y sexuales flyers varias veces en la semana promocional de tan pintoresca celebración.
El line up de djs era una licuadora de alto calibre: comenzó incorporando algunos artistas legendarios que continuan con sus cinco estrellas de fama, otros famosos por sus glorias pasadas, junto a djs en ascenso o revelación y poco a poco fue convirtiendose en la tan conocida fiesta de amigos y un epicentro de canje de djs y de gigs, de la propia boca de djs con los que he hablado. Los amigos de la madama por supuesto siempre eran gays devotos de su pretendido carismático reinado, alguna dj lesbiana ex-Creamfields en versión comercial, alguna ex actriz cómica de escasa estatura, de glorias pasadas y devenida en dj y una traviesa poniendo un aceptable techno. Por supuesto que todos ellos tocaban por el amor al arte o a la madama, ya que no recibían dinero siquiera para los taxis. Y precisamente abundaban las laptop a falta de presupuesto para alquilar compacteras o bandejas de vinilos, y mucho menos el dinero alcanzaba para tener un impecable sonido.
Si hablamos de underground hablamos de sótano, pero promocionado bajo la intención de “glamour”, adjetivo que precisamente no presentaba su decorado. El público asistente a dichas veladas era un interesante mixing de putos viejos y locas malas que bailaban al son de antiguos remixes, tribal house y tracks pizzeros, señores y señoras con el hemisferio derecho achicharrado por la vida al continuar noctambuleando en la actualidad (como algún owner de una famosa ex-discoteca de los 80), algunos paracaidistas que venían a ver que onda y se iban raudamente a seguir su caravana nocturna, chongos que huían espantados ante los avances y miradas libidinosas de los gays ya no tan agraciados por la belleza de la juventud, djs lobbistas con poco trabajo aspitantes a tocar en esa fiesta. En fin: habia de todo y para todos.
Y como todo llega llegó EL OCASO. El egocentrismo y la billetera sin glamour de la madama que se quedó sin el trono de reina que le quito su rey gobernante de dicho salón, como así también las persecuciones municipales no permitieron nuevos tratos comerciales. La estudiada simpatía de esta madonna tampoco logró que sus antiguos buenos djs “amigos” quisieran volver a tocar free, y su capacidad para inventar nuevos amigos groupies tampoco alcanzó para que éstos mudaran su paja de arrastrarse desde Palermo al centro de la ciudad. La falta de innovación provocó que sus habitués también se aburrieran y el exigente público joven no sintió curiosidad al escuchar los comentarios del boca a boca acerca de tan secreta ceremonia.

Y si seguimos con el boca a boca yo te lo cuento a vos. Pero vos NO SE LO DIGAS A NADIE.

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