No se lo digas a nadie se
llama un divertido bar gay nocturno en la zona de Huertas de Madrid.
Pero aca significaba ceremonia secreta. El secreto estaba solo en la
locación, al igual que numerosas fiestas que deben escapar de
persecuciones municipales, tema viejo y conocido por cualquiera que
este en la noche.
No era tan secreta ni
austera en detalles esta fiestita, comandada por una madama de drug
queens que hacian de djs y hostess en todas las ediciones, señora de
las 4 décadas largas, que etiquetaba en Facebook a 50 posibles
concurrentes según su no tan sano juicio, en bizarros y sexuales
flyers varias veces en la semana promocional de tan pintoresca
celebración.
El line up de djs era una
licuadora de alto calibre: comenzó incorporando algunos artistas
legendarios que continuan con sus cinco estrellas de fama, otros
famosos por sus glorias pasadas, junto a djs en ascenso o revelación
y poco a poco fue convirtiendose en la tan conocida fiesta de amigos
y un epicentro de canje de djs y de gigs, de la propia boca de djs
con los que he hablado. Los amigos de la madama por supuesto siempre
eran gays devotos de su pretendido carismático reinado, alguna dj
lesbiana ex-Creamfields en versión comercial, alguna ex actriz
cómica de escasa estatura, de glorias pasadas y devenida en dj y una
traviesa poniendo un aceptable techno. Por supuesto que todos ellos
tocaban por el amor al arte o a la madama, ya que no recibían dinero
siquiera para los taxis. Y precisamente abundaban las laptop a falta
de presupuesto para alquilar compacteras o bandejas de vinilos, y
mucho menos el dinero alcanzaba para tener un impecable sonido.
Si hablamos de
underground hablamos de sótano, pero promocionado bajo la intención
de “glamour”, adjetivo que precisamente no presentaba su
decorado. El público asistente a dichas veladas era un interesante
mixing de putos viejos y locas malas que bailaban al son de antiguos
remixes, tribal house y tracks pizzeros, señores y señoras con el
hemisferio derecho achicharrado por la vida al continuar
noctambuleando en la actualidad (como algún owner de una famosa
ex-discoteca de los 80), algunos paracaidistas que venían a ver que
onda y se iban raudamente a seguir su caravana nocturna, chongos que
huían espantados ante los avances y miradas libidinosas de los gays
ya no tan agraciados por la belleza de la juventud, djs lobbistas con
poco trabajo aspitantes a tocar en esa fiesta. En fin: habia de todo
y para todos.
Y como todo llega llegó
EL OCASO. El egocentrismo y la billetera sin glamour de la madama que
se quedó sin el trono de reina que le quito su rey gobernante de
dicho salón, como así también las persecuciones municipales no
permitieron nuevos tratos comerciales. La estudiada simpatía de esta
madonna tampoco logró que sus antiguos buenos djs “amigos”
quisieran volver a tocar free, y su capacidad para inventar nuevos
amigos groupies tampoco alcanzó para que éstos mudaran su paja de
arrastrarse desde Palermo al centro de la ciudad. La falta de
innovación provocó que sus habitués también se aburrieran y el
exigente público joven no sintió curiosidad al escuchar los
comentarios del boca a boca acerca de tan secreta ceremonia.
Y si seguimos con el boca
a boca yo te lo cuento a vos. Pero vos NO SE LO DIGAS A NADIE.
Fuiiiii! Ay x dior! Esas mamarrachas!!
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